Google ha sido bastante directo en su respuesta a la Comisión Europea (CE) respecto a los cuestionamientos que dicha autoridad de competencia le hizo al gigante del mundo tecnológico. En concreto, la CE acusó a Google por un presunto abuso de posición dominante, al aparentemente favorecer sus propios productos en las búsquedas en internet. La práctica que habría desarrollado Google consistía en ofrecer «sistemáticamente un trato favorable a sus productos de comparación de precios», llamados Google Shopping, en sus páginas de resultados de búsqueda general. Así, en opinión de la CE, la conducta puede desviar artificialmente el tráfico de servicios rivales de comparación de precios y obstaculizar su posibilidad de competir en el mercado. De esta manera, la CE considera que los usuarios se verán afectados ya que no necesariamente tendrían los resultados más pertinentes a sus consultas.
Sin embargo, a través de su blog europeo, Google ha respondido a través de un post titulado «Mejorar la calidad no es anticompetitivo», en el cual señala que las alegaciones de la CE son «incorrectas», ya que la multinacional «aumenta la capacidad de elección para los consumidores europeos y ofrece oportunidades valiosas para las empresas de cualquier tamaño».
En su respuesta Google ha tratado de demostrar que las preocupaciones de la CE son «infundadas». Según Kent Walker, vicepresidente sénior y abogado general de la empresa, la evidencia económica de más de una década, y una serie de documentos y afirmaciones de querellantes, «confirman que la búsqueda de productos es firmemente competitiva». Según la gente de Google, el universo de los servicios de compras ha experimentado «un enorme incremento de tráfico desde Google», además de crear nuevas empresas e inversiones y de ampliar la capacidad de elección de los clientes».
Para afirmar que existe suficiente competencia, el gigante tecnológico señala que los usuarios quieren frecuentemente ir directamente a comercios de confianza con presencia establecida en Internet. Google cree que la introducción de la unidad Google Shopping en 2012, con un nuevo formato publicitario además de los anuncios tradicionales, «no daña la competencia».
De otro lado, sobre la acusación de que Google debe tratar su propio servicio de comparación de precios igual que trata el de sus rivales, el gigante indica que tendría que mostrar en su espacio publicitario anuncios que provienen y han sido clasificados por otras compañías, lo que podría, alega, dañar la calidad y la relevancia de sus resultados.
Ahora la CE debe analizar los descargos de Google y tendrá que tomar una decisión. Habrá que esperar.
Vía: El Economista.es