- La inclusión de las TIC en educación estuvo históricamente respaldada por políticas públicas en América Latina, aunque con diferentes esquemas y características, incluyendo entrega de dispositivos, impulso a la conectividad en centros educativos y creación de contenidos. Sin embargo, nuevas oportunidades como BYOT y una mayor participación del sector privado aún no han sido completamente aprovechadas.
La educación es uno de los grandes desafíos para la sociedad en América Latina en tanto conjunto de economías emergentes, en especial en lo que respecta a la universalización en los niveles iniciales como también la equidad en el acceso a los superiores. En este marco, el ingreso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la educación estuvo acompañada de la idea de que su incorporación ayudaría a superar los retos que poseía el sector, particularmente contribuyendo a reducir la brecha digital, promoviendo la modernización de procesos de aprendizaje y favoreciendo las posibilidades de los estudiantes.
En la región, la inclusión de las TIC en la educación estuvo históricamente asociada principalmente a la implementación de políticas públicas de distintos niveles de Gobierno, incluyendo proyectos de carácter nacional, provincial, estadual, departamental o municipal, según refiere el documento Tele Educación en América Latina 2016, publicado por 5G Americas en noviembre pasado.
En términos generales, este tipo de iniciativas está basado generalmente en el despliegue de infraestructura de conectividad, entrega de dispositivos —bajo modelos como el de One Laptop Per Child (OLPC)— y en menor medida, la generación de contenido educativo. Entre estas iniciativas, un referente regional es el Proyecto de Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en Línea (CEIBAL), de Uruguay, que cumple 10 años en 2017 y es uno de los programas más integrales de la región.
El documento explicita que los pilares de los programas de tele educación son el desarrollo de infraestructura de conectividad —redes de telecomunicaciones—, la entrega y gestión de dispositivos de acceso —incluyendo la administración de actualizaciones y soporte técnico para las computadoras y tabletas—, el desarrollo de contenidos educativos que aprovechen las capacidades multimedia y de conectividad disponibles, y la capacitación a docentes en el uso de las TIC y para disminuir las distintas brechas sociales con los alumnos.
“No basta solamente con instalar un acceso a Internet en una escuela o entregar lotes de computadoras a los alumnos, sino que es necesario asegurarse de que las TIC se transformen en verdaderas herramientas aprovechables por la comunidad educativa. Esto sólo será posible si el proceso de integración de las TIC a la enseñanza cuenta con el apoyo de las autoridades encargadas de mejorar la educación en el país. Son estas autoridades las que realmente conocen cuáles son las falencias actuales en la enseñanza y las necesidades que deben ser solventadas para mejorar la calidad de la educación. Sin la participación de las autoridades de educación, las iniciativas de integrar las TIC a la enseñanza tienen poca posibilidad de ser exitosas”, indicó José Otero, Director de 5G Americas para América Latina y el Caribe.
La investigación sostiene que es igualmente importante la colaboración público-privada, mediante la inclusión de actores del sector privado en los programas desarrollados por políticas públicas, para enriquecer las iniciativas y lograr que sean sostenibles en el tiempo. Asimismo, gracias a la masificación de los smartphones y los servicios de banda ancha inalámbrica en los años recientes, BYOT (Bring Your Own Technology, Trae Tu Propia Tecnología) se ha posicionado como una tendencia que debe ser considerada por los programas de tele educación.