Por Equipo Editorial Turnitin
Cada vez hay más estudios que investigan la frecuencia con la que los alumnos afirman recurrir al plagio para sus trabajos. En 2010, el Instituto de Ética Josephson llevó a cabo una encuesta a 43.000 estudiantes de secundaria en los Estados Unidos para averiguar la frecuencia de malas conductas académicas, incluido el plagio en su entorno académico. El 59% admitieron haber hecho trampas en un examen en el último año, mientras que uno de cada tres estudiantes de secundaria admitieron haber usado el Internet para plagiar un trabajo.
El plagio siempre ha supuesto un problema para aquellas personas a las que afecta la infracción de los derechos de autor y la propiedad de las ideas: autores, arquitectos, diseñadores de modas, políticos, científicos, entre otros. Y sí, éste también supone un problema en el ámbito académico. Sin embargo, no ha sido sino hasta hace poco que se ha convertido en un problema cada vez más apremiante para educadores, investigadores y el público en general, ya que cada día se dan nuevos casos.
El fundador del Centro Internacional para la Integridad Académica, Donald McCabe, llevó a cabo una serie de estudios sobre prácticas académicas deshonestas. En una encuesta con 24.000 estudiantes de 79 instituciones de EE.UU McCabe concluyó que el 58% había plagiado durante la educación secundaria. Y en otro estudio indicó que más del 75% de estudiantes de licenciatura admitieron haber incurrido en conductas académicas deshonestas.
Lo más alarmante es la frecuencia con la que se está cometiendo el plagio, todo cabe indicar que va en aumento. Según un sondeo de 2011, Pew Research encuestó a 1.055 rectores de universidades para saber si el plagio había aumentado, disminuido o se había mantenido igual en los últimos 10 años. El 55% de los rectores universitarios afirmó que el plagio había aumentado en los últimos 10 años frente al 40% que afirmó que se había mantenido igual. Solo el 2% de los rectores universitarios afirmó que el plagio había disminuido en los últimos 10 años.
El estudio realizado en curso académico 2013-2014 muestra lo siguiente:
En la educación superior, el rango abarca desde un índice del 7% de trabajos no originales en el Reino Unido hasta un 14% en Japón, Corea y China. El estrecho margen de contenido no original que existe en los distintos países muestra que el plagio no es un problema regional o nacional, sino global. Las consecuencias de estos hallazgos son altamente transcendentales.
Descubrir el valor de la originalidad ayuda a desarrollar el pensamiento crítico e ideas propias para abrirse camino con integridad y éxito en un mundo académico y profesional que cada día es más competitivo.