- La analítica aplicada al Internet de las Cosas se revela como uno de los campos más útiles y sin embargo menos explotado por las organizaciones actualmente, una realidad que SAS aspira a cambiar
La pantalla del celular se ilumina con una notificación, aunque esta no le pertenece a un amigo o familiar, es en cambio el refrigerador, informándote que están a punto de acabarse los huevos. Esta escena, que unas décadas atrás hubiese parecido de ciencia ficción, es hoy en día la realidad cotidiana del “internet de las cosas”. Este término es utilizado para referirse a todos los objetos que se conectan a internet, cuya lista hoy incluye desde electrodomésticos, equipos de salud y carros, hasta la infraestructura que hace posible operar los sistemas de transporte y tráfico de una ciudad, entre otros.
Corría el año 1999, tiempos de grandes cambios y expectativa en el área de la tecnología por el cambio del milenio, cuando el emprendedor Kevin Ashton, uno de los fundadores del centro Auto-ID en el MIT, acoto el termino por primera vez durante una presentación sobre la posibilidad de vincular objetos a través de la identificación por radiofrecuencia (RFDI por sus siglas en inglés).
Esta posibilidad rápidamente se hizo posible. De acuerdo con cálculos de SAS, compañía líder de software y servicios de Business Anlalytics, en 2010 había 12.500 millones objetos conectados, para 2015 la cifra subió a 25.000 millones y a 2020 se estima que llegue a 50.000 millones, demostrando la importancia de esta tendencia.
Por otro lado los beneficios de la analítica han hecho del internet de las cosas un campo repleto de posibilidades. Actualmente lo vemos reflejado por ejemplo en el transporte inteligente, donde ha permitido mejorar el flujo de tráfico y reducir el consumo de combustible; o en el manejo de las redes eléctricas, donde ha sido capaz de generar una mayor eficiencia en la conexión de recursos renovables, mejorar los sistemas de confiabilidad y modificar la facturación cuando sea necesario.
Pese al gran alcance que puede tener esto en el mundo de los negocios, y aunque las empresas también están sacando provecho de estos datos para lanzar nuevas unidades de negocio, aún no están aprovechando la data del Internet de las Cosas a su máxima expresión.
Según las mediciones realizadas por SAS, hay ciertos frentes en los que las organizaciones deben trabajar para poder aprovechar más los datos que se extraen del internet de las cosas, como tener una mayor funcionalidad de la analítica, contar con más entrenamiento en herramientas de analítica, más movilidad, más capacidad de cómputo y más capacidad para almacenar datos.