Varias investigaciones indican que la seguridad es hoy una de las principales preocupaciones de los sudamericanos. Según cifras del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el costo del crimen en Perú se estima en 2,77% del PBI por año. Esto incluye el gasto público en policía, justicia y administración de prisiones, el gasto del sector privado en seguridad, el costo social por victimización (ingreso no percibido de victimas) y el lucro cesante de los privados de libertad.
En este contexto, Paulo Santos, gerente de soluciones Enterprise de Axis Communications, explica 5 tecnologías que están teniendo lugar en la actualidad en materia de vigilancia urbana, consolidando un proceso de modernización que, bien ejecutado, garantizará la reducción en las tasas de homicidios, robos, hurtos y otros delitos.
1. Reconocimiento facial
En un futuro cercano, cuando un asaltante buscado por la policía suba a un autobús, su rostro podrá ser capturado por las cámaras, y las autoridades serán informadas en el momento. Las estaciones de tren y metro podrán hacer, en determinados puntos de circulación, una ronda permanente en busca de criminales sexuales o sospechosos de practicar el comercio ilegal, a partir de las fotos registradas en la base de datos. Con la misma tecnología, los estadios pueden bloquear automáticamente la entrada de aficionados involucrados en episodios de violencia. Sumando estos esfuerzos en diferentes puntos de la ciudad, la policía tendrá un amplio conjunto de datos para actuar con inteligencia y sin prejuicios.
2. Botón de pánico
Algunas ciudades ya cuentan con un botón instalado en postes o totems para reportar emergencias a la policía. Pero el llamado “botón de pánico” puede ser más que eso. Es verdad que es útil para evitar actos de vandalismo y otros crímenes, especialmente teniendo un operador en la central de control visualizando todo en vivo a través de una cámara de video, con un mapa de Google en la pantalla mostrando el punto exacto del suceso. Pero este intercomunicador también tiene el potencial de acercar la comunicación del ciudadano con el poder público y funcionar como un verdadero router de acceso a varios servicios. Puede indicar al ciudadano dónde está el cajero automático más cercano y hasta brindar información turística, como el camino a pie hasta un museo.
3. Detección de disparo
Parece de ciencia ficción. Pero existe una tecnología que puede detectar el sonido de un disparo en plena avenida transitada, un principio de tumulto en una terminal de autobuses, o cuando la vitrina de una tienda o agencia bancaria se rompe. Empresas como SoundIntelligence utilizan cámaras de Axis con micrófonos diminutos para capturar el estándar del sonido ambiente en locales abiertos y cerrados. Después de descubrir cuál es el ruido normal allí, la tecnología detecta alteraciones sonoras, tanto en el caso de una discusión en un local público (en el que las voces se van elevando poco a poco) como en el caso de rotura de vidrios y disparos (que generan una alteración brusca en el patrón). Como la analítica es inteligente, no confunde, por ejemplo, disparos con fuegos artificiales, lo que reduce las falsas alarmas.
4. Alertas sonoras
No todas las ciudades enfrentan los mismos problemas. Algunas tienen áreas con riesgo estacional de deslizamiento de tierra. Otras, cerca de represas, pueden ser sorprendidas por un accidente. Hay comunidades ribereñas que viven atentas a la altura del agua, y hay muchos otros ejemplos. En estos casos, la alerta temprana es fundamental para salvar vidas y reducir las pérdidas financieras. En realidad, la alerta sonora anticipada puede inhibir el consumo de drogas en las calles, dispersar a jóvenes practicando actos ilícitos en plazas públicas y disuadir a los vándalos antes de que terminen de apretar el aerosol contra un monumento. En unos pocos años, será más común encontrar ciudades equipadas con sistemas de alerta sonora digital y de largo alcance, tanto para mensajes pregrabados como en vivo, incluso directamente del celular del responsable.
5. Monitoreo de drones
Imagínese ir a buscar a su hijo a la escuela y percibir un drone sobrevolando la cuadra y el patio. Entrar en un condominio sin comprender qué hace ese equipo allá arriba. Ver un partido de fútbol siendo interrumpido por el aterrizaje accidental de un espía de menos de 1kg. Son situaciones preocupantes no sólo por la invasión de la privacidad, sino por el posible uso del drone como herramienta de apoyo a secuestros, atentados, captura de información confidencial y generación de inteligencia contra acciones de la policía. Después de todo, nadie quiere ver una cadena llena de presos recibiendo celulares del cielo. En el futuro, la circulación de drones en las ciudades no será desordenada.