La mayoría de los adolescentes peruanos tiene encendido el celular las 24 horas. Por su carácter portátil, es la pantalla que más los acompaña durante el día y, por consiguiente, todos lo llevan a la escuela. Lo utilizan en los tiempos libres de que disponen y duermen con el teléfono en su habitación. Los estudios internacionales dicen que es la tecnología que los chicos más valoran y la que más lamentarían perder si mañana desapareciera. El smartphone es la pantalla principal en sus vidas y en un futuro muy cercano, se convertirá también en la única.
Los chicos están muy pendientes de su teléfono, según una encuesta online realizada por Motorola (“Quiz Phone Life Balance”), 9 de cada 10 chicos de 10 a 19 años chequean su celular tan seguido, que nada cambió desde la última vez que lo vieron. Ante esa pregunta, solo un 3 por ciento dijo que nunca le pasó. En el otro extremo, 6 de cada 10 aseguraron que les pasa siempre o muy frecuentemente y un 30 por ciento dijo que le pasa algunas veces.
¿A qué se debe que los chicos chequeen el celular con una frecuencia tan alta que no les permite encontrar nada nuevo en la pantalla? La respuesta –dice la doctora Roxana Morduchowicz, especialista en cultura juvenil, consultora de Unesco y autora del libro “Ruidos en la web”- “es la necesidad que tienen los adolescentes de estar permanentemente conectados. Esta es una marca de identidad juvenil: saber que están disponibles para sus amigos, algo que les da pertenencia a un grupo y que fortalece su vida social, dimensiones fundamentales en esta etapa de la vida”.
El principal uso que hacen los jóvenes de Internet –en su celular- es comunicarse con amigos. Necesitan estar comunicados todo el día (y para muchos, toda la noche). Sentir que sus amigos están siempre presentes y viceversa. Por eso suelen dejar abierto su perfil en las redes sociales toda la noche, “por si alguien aparece o se conecta”.
“Las tecnologías han creado nuevas formas de sociabilidad entre los adolescentes La comunicación por Internet no anula ni sustituye la vida social de los chicos en el mundo real. La mayoría utiliza las redes sociales para comunicarse con gente que ya conocen. La comunicación a través de la pantalla complementa la sociabilidad cara a cara. No la desplaza ni la reemplaza”, agrega Morduchowicz.
Con la vuelta a clases, el celular en el aula es un tema controversial ya que podría convertirse en un método útil en el proceso de aprendizaje de las asignaturas, según el uso que se le de. Un buen punto podría ser que los educadores canalicen esta herramienta y busquen formas distintas de incluir los celulares como material de apoyo en sus clases. Estos dispositivos pueden entregar múltiples beneficios, ya que es una manera muy efectiva de interactuar con los adolescentes por medio de un código comunicativo que conocen y al que están acostumbrados.
En cuanto a los padres, pueden hacer algo para que cuando los chicos vuelven a sus hogares no estén tan pendientes del celular –explica la especialista. Por ejemplo, diversificar las actividades para el tiempo de ocio. Que, además de interactuar con las múltiples pantallas, puedan ir a la plaza, al club, al cine, al museo, al teatro, ya que la diversidad enriquece el capital cultural.
Finalmente, hay que tener en cuenta que esta necesidad de estar pendientes y comunicados a través del smartphone, forma parte de la cultura juvenil del siglo XXI.