La economía naranja ha empezado a cobrar cada vez mayor importancia en nuestro país y en Latinoamérica. Este nombre se usó por primera vez por el Banco Interamericano de Desarrollo para referirse a las industrias creativas y culturales como comunicaciones, cine o teatro, y supone una gran oportunidad para los emprendedores por su gran potencial de crecimiento.
Relacionada con el color naranja a partir de su relación con la creatividad, el entretenimiento y la cultura, este tipo de economía en crecimiento estimula la creatividad humana utilizando las artes y el patrimonio al servicio del desarrollo, lo que resulta especialmente atractiva debido a que los bienes o servicios directamente relacionados a ella representan un 2,2% del PBI de América Latina y 1.9 millones de trabajos, según estudio elaborado por la firma EY. Además, su desarrollo no solo impacta de manera positiva el sector económico del país, sino que fomentaría la creación de nuevas políticas de cultura y de facilidades de formalización a pequeñas empresas.
Es justamente en el tema de la formalidad donde se encuentra el principal problema en el desarrollo de la economía naranja en nuestro país, ya que tenemos un alto porcentaje de trabajo informal. “Se debe de poner principal énfasis en facilitar la transición a la formalidad para las empresas existentes y en proveer acceso a crédito a los emprendedores que quieren transformar sus ideas creativas en bienes y servicios con un alto valor agregado”, enfatizó el profesor Alberto Requena, jefe del área académica de Gestión Cultural de la UDEP.
Es así, que a partir de la necesidad de sacarle provecho a esta economía y de utilizarla como una herramienta para el desarrollo de emprendedores del sector cultural, la Universidad de Piura – que ya tiene la carrera en su sede del norte del país hace más de 15 años – se convierte en la primera en brindar la carrera de Historia y Gestión Cultural en su campus Lima.
Esta novedosa carrera busca formar expertos en gestión cultural y generar agentes con habilidades para transformar las artes y el patrimonio de la nación, en una actividad atractiva, integradora y sostenible. Su amplio plan de estudios garantiza que el profesional desarrolle proyectos culturales que innoven en el aprovechamiento de las artes y del patrimonio peruano.