Por: María Celeste Garrós, directora regional de ventas de Citrix para la región sur de Latinoamérica
Muchas empresas en el mundo se prepararon para una pausa de actividades de un par de semanas, o a lo sumo un mes, pero pocas o ninguna pudo prever que la pandemia del Covid-19 se iba a instalar como una nueva realidad permanente y que en el horizonte próximo seguirá siendo parte de nuestro día a día.
Las economías ven que no pueden seguir paralizadas y han reiniciado con cierto temor sus actividades. En el plano de los trabajos de oficina el miedo también es latente. Una encuesta de OnePoll realizada para Citrix en Estados Unidos, reveló que el 64% de entrevistados no se sentiría cómodo volviendo a sus centros de trabajo en un mes o más; incluso un 3% reveló que la pandemia ha cambiado su noción sobre el trabajo y no piensa volver al formato a tiempo completo.
Por lo tanto, no hay retorno a la normalidad a la vista y las empresas deben tener en cuenta que este nuevo escenario implica no solo el desarrollo de una capa tecnológica dinámica sino, y más importante, un cambio de perspectiva cultural.
Recordemos que en este proceso hemos pasado por etapas bien diferenciadas: una inicial en la que el trabajador se sentía vulnerable ante la crisis y había que protegerlo para sostener con lo mínimo la operación; otra en la que se asume que el trabajo remoto continuará y por lo tanto hay que preguntarse si como empresa estamos entregando los datos y aplicaciones de forma productiva y segura en un contexto que cuide la experiencia del colaborador.
Esto significa que hay que poner el trabajador en el centro de nuestro ecosistema. Y ya vemos que es el camino que muchas empresas están siguiendo ante el peso de los hechos. Se implementan turnos rotativos para evitar las áreas abarrotadas y se establecen sistemas de trabajo por objetivos y no por cumplimiento de horas. Sobre este último punto hay que tener en cuenta que el colaborador, al realizar sus labores desde casa, se encuentra en un entorno diferente y con otros estímulos directos como la pareja o los hijos, con quienes tiene que repartir su tiempo, y también sus recursos tecnológicos.
Y este es un gran tema que está saltando hoy en día: no todos los trabajadores tienen un gran ancho de banda. Es un factor que necesita desarrollarse ya que una fuerza laboral remota necesita más que una VPN, un dispositivo, una cámara o una aplicación de colaboración. Se tiene que pensar en ofrecerle un espacio de trabajo digital que sea un apoyo integral para cumplir con las metas acordadas con la empresa.
Tenemos que admitir que este es un salto que en Latinoamérica todavía no nos estábamos animando a dar del todo, y ahora tenemos que darlo empujados por la necesidad. Por eso es mucho más importante que nunca ser sumamente cuidadosos al implementar este sistema y no dejar flancos abiertos que puedan poner en riesgo la seguridad de nuestras organizaciones. Así, debemos pensar no solo en soluciones sostenibles y escalables sino altamente seguras. En este fin, la implementación de sólidos escritorios virtuales que garantizan este aspecto, servirán de base para que el trabajo remoto funcione en toda su plenitud.
Como vemos, se trata de un tiempo nuevo que nos lleva a asumir como claves a la tecnología y el cambio cultural. Para ello se necesitan, y ese es el otro gran tema, líderes que sean capaces de dejar a un lado la necesidad de supervisar personalmente a sus trabajadores y confíen en ellos para lograr los objetivos.
Para contar con un grupo así de comprometido es buena idea realizar encuestas sobre el estado en que se encuentran, identificar qué les preocupa más de la gestión de espacios al volver a la oficina, establecer claramente los protocolos de seguridad, aplicar test de salud y certificados, asegurar la distancia social y señalizar claramente todos los espacios. Solo tras cumplir estos requisitos se puede plantear un modelo híbrido que implique unos días en la oficina y otros en casa.
De esta manera, se puede garantizar un retorno progresivo en un balance que es el que exigen los tiempos que vivimos. En definitiva, hay que recordar que el trabajador necesita sentirse seguro y percibir que su empresa lo acompaña en esta preocupación, que es la de mantenerse bien a sí mismo y a su familia. La tecnología es la aliada clave en este propósito.