Por: Carlos Rebellón, director de Gobierno y Políticas Públicas para Américas, México y Canadá en Intel
Actualmente, América Latina atraviesa grandes desafíos debido a las consecuencias generadas por la pandemia. La agudización de las brechas de desarrollo, el incremento de la desigualdad, la vulnerabilidad ante el cambio climático y la reducción de la competitividad internacional son parte de los problemas que afronta el continente. En este escenario, el sector transporte ha sido uno de los actores clave en la región para asegurar el aprovisionamiento de insumos en el marco del COVID-19, y la envergadura de sus operaciones muestra una tendencia al alza dado que brinda acceso a mercados y oportunidades de trabajo, salud y educación, genera empleos y contribuye a la lucha contra el cambio climático en la medida que se tomen acciones apropiadas de mitigación y adaptación.
Sin embargo, a pesar de su importante contribución a la comunidad, el sector enfrenta numerosas dificultades para ser un catalizador de la recuperación económica y social, tales como el aumento de la cantidad de vehículos, la falta de calidad y uso del transporte público, los altos costos logísticos y la contaminación. En este contexto, la transformación digital representa una oportunidad para superar los desafíos del transporte, facilitando mayores ganancias, mejoras en la calidad de los servicios, reducción de las emisiones nocivas del sector, una mejor comprensión de las necesidades de los usuarios y la diversificación de las fuentes de ingreso.
Para materializar estos beneficios, la transformación debe ser entendida más allá de la mera adopción tecnológica para automatizar procesos y reducir costos, y verse como una verdadera discontinuidad tecnológica que, sobre la base de la generación y análisis de datos y la adopción de nuevas tecnologías, produce un cambio fundamental en la organización y las funciones del sector, con nuevos actores y servicios, y un mayor foco en el usuario. Por ello, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) diseñó una hoja de ruta para la transformación digital del sector transporte, en el cual también participan compañías del sector privado, como Intel.
Un primer paso que aporta el estudio es considerar las principales tecnologías por su aplicación e impacto en el transporte:
- Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés): es el conjunto de sensores, dispositivos y redes que conectan objetos con sistemas de computación, permitiendo que los objetos generen información sobre sí mismos y el entorno en el que se encuentran.
- Digitalización:se refiere a la conversión de documentos y procesos que antes se realizaban de manera física a información y procesos informáticos.
- Inteligencia artificial:es la ejecución informática de operaciones que son propias de la inteligencia humana, utilizando algoritmos que incluyen el aprendizaje automático, a partir de la disponibilidad de grandes cantidades de datos.
- Edge Computing:se refiere a la localización del procesamiento y el almacenamiento de datos más cerca de donde son creados, utilizando una arquitectura de computación distribuida.
- 5G:es una tecnología inalámbrica para la transmisión de datos entre dispositivos, con mayor velocidad y menor latencia que la actual 4G.
- Automatización: se refiere a la aplicación de máquinas o de procedimientos automáticos en la realización de un proceso que antes era realizado manualmente.
- Electrificación:hace referencia al reemplazo de la combustión interna por la electricidad como fuente de energía.
Entendemos que las compañías tecnológicas, junto a otros actores del sector privado como empresas de transporte o financieras, están impulsando la transformación digital del sector. En la región, según datos del estudio del BID, dos de cada tres actores encuestados manifiestan poseer una estrategia de transformación digital. Este dato alentador pone de manifiesto que es un tema de gran relevancia en la agenda pública. Sin embargo, la ejecución es lenta y, a veces, de bajo impacto.
Asimismo, el estudio identificó brechas respecto a los países líderes para proponer recomendaciones basadas en las buenas prácticas de estos, a fin de construir una arquitectura institucional y de políticas que facilite la adopción temprana. Para ello, durante 2021 y 2022, se revisaron más de 300 documentos de políticas, sector privado y académicos; se realizó una encuesta a 223 representantes de nivel directivo de los sectores privado y público de la región, 96 entrevistas a líderes del sector en la región y a nivel global; y se organizaron cuatro mesas de trabajo subsectoriales a nivel regional para validar los resultados del análisis. En el informe quedó en claro el gran desafío que representa avanzar en la transformación digital para considerarla un eje central de las organizaciones de transporte, sean autoridades de movilidad, puertos, aeropuertos, o prestadores de transporte y logística.
Hay que destacar que la región se encuentra en un estado muy incipiente de adopción de tecnologías de transporte autónomo, lo cual va a requerir que los gobiernos aceleren su revisión, estandarización, y puesta en marcha. Para que esto suceda, es necesario que todas las organizaciones tengan una actitud ágil, que valoren el cambio y que se pueda destrabar la resistencia a lo nuevo. También es importante que haya una buena articulación público-privada que favorezca la creación de un ecosistema normativo adecuado para el desarrollo tecnológico, en el que se fomente el entrenamiento tecnológico del capital humano y la innovación. Tomando las decisiones correctas en el momento adecuado, lograremos mejorar notablemente la situación actual de la región, para ser así más competitivos a nivel mundial.