Hace poco la Comunidad Andina, puntualizó que para el 2024 en Perú, Bolivia, Colombia y Ecuador se requerirán 410,000 expertos en tecnología. Sin embargo, según un reporte de Cisco, en el país existe un déficit de 17,000 programadores cada año. La misma tendencia muestra el último informe de PageGroup que indica que la búsqueda de perfiles tecnológicos en Perú aumentó hasta en un 60% desde inicios de la pandemia.
El aumento en la demanda de este perfil profesional no ha tenido una respuesta rápida de las universidades, que por estructura tienen dificultades para incorporar nuevas carreras o soluciones digitales que permitan graduar a estudiantes preparados para manejar con expertise las nuevas herramientas tecnológicas.
Es por esta razón que, en la última década, los bootcamps se han convertido en el modo más efectivo de certificarse en una carrera en tecnología. Según refiere Coding Dojo Latinoamérica, academia EdTech que ha iniciado sus operaciones oficialmente en Perú este 2023, el campo TI -que antes solo aceptaba graduados universitarios- en los últimos años se está abriendo a contratar a todos los que puedan demostrar sus habilidades, ya sea como desarrolladores, científicos de datos, expertos en ciberseguridad o diseñadores.
Los bootcamps ofrecen a los estudiantes un curso intensivo preparándolos para un puesto tecnológico de nivel principiante en el caso de quienes no tienen experiencia previa, y en el caso de especialistas para quienes ya cuentan con una formación previa en programación, que es la base de estas carreras. En lugar de una titulación de dos o cuatro años, los bootcamps enseñan a los futuros empleados en tecnología las habilidades que necesitan en un plazo de 6 a 28 semanas.
Asimismo, son también una forma de educación más accesible en comparación con las universidades. Incluso con becas, el costo de la educación tradicional sigue siendo muy alto, y este puede aumentar si se consideran los intereses de los préstamos estudiantiles que muchos deben pagar durante décadas.
“Los bootcamps tienen un precio menor que un título promedio. Por ejemplo, los programas de desarrollo de software que impartimos en Coding Dojo cuestan alrededor de 3,000 dólares. Incluso, aun siendo un precio más bajo, los postulantes pueden optar por formas de pago específicas que pueden reducir el costo”, afirma Sebastián Espinosa, director ejecutivo Latinoamérica en Coding Dojo.
Los graduados de bootcamps si bien son nuevos en el campo, son técnicamente más fuertes y se encuentran altamente motivados por demostrar su valor. Muchos de ellos han estado trabajando durante años en empleos que no les motivaban ni valoraban profesionalmente.
“Los bootcamps también ofrecen a sus estudiantes una experiencia real que no podrían obtener en la universidad. Por ejemplo, el bootcamp de Python de Coding Dojo permite a nuestros estudiantes crear proyectos para sus startup o clientes de la vida real. Eso significa que se reúnen con las partes interesadas, entrevistan a los usuarios potenciales, crean wireframes y finalmente presentan su proyecto final”, indica Espinosa.
Otro aspecto positivo de la contratación de los graduados de bootcamps, especialmente de los más recientes, es su capacidad para aportar nuevas ideas. Pues, los planes de estudios de los bootcamps cambian constantemente para incluir las últimas tendencias, tecnologías y lenguajes de programación.
“Estos nuevos profesionales llegan a sus empresas con conocimientos e ideas frescas que otros empleados de alto nivel pueden no conocer o no estar formados en ellas. En el caso de nuestros graduados salen del programa como desarrolladores full-stack. Esto significa que son programadores completos que al llegar a una compañía pueden trabajar en el frontend, backend y en bases de datos”, agrega Espinosa.
Contratar a recién graduados para puestos de nivel principiante que puedan ir ascendiendo a los mismos puestos de nivel medio y superior, en lugar de emplear a personas que pueden no estar preparadas para el cargo específico de una empresa, genera un círculo virtuoso de producción y compromiso con la cultura de la institución que está buscando mejorar sus procesos en base a tecnología.
“Esta es una nueva oportunidad para aquellos que en algún momento pensaron que estaban atrapados en un trabajo sin opciones. Al final, no sólo han encontrado una carrera que antes parecía fuera de su alcance, sino que también están entrando a un campo que sigue creciendo en cuanto a número de ofertas laborales y salarios”, finaliza Espinosa.