En los últimos años y a raíz de la pandemia, la presencia de influencers se ha potenciado mucho, sobre todo, ha cobrado notoria popularidad entre los jóvenes de Latinoamérica. Prueba de ello es que, según una investigación titulada “El trabajo soñado del mundo: las carreras que más buscan las personas”, realizada por la compañía Remitly y basada en las búsquedas de Google, los oficios de youtuber e influencer son los más solicitados por los jóvenes de Latinoamérica. De hecho, la mayoría de las búsquedas se dieron en once países, entre ellos, Perú, México, Uruguay, Bolivia y Chile.
Ser influencer no es solo un anhelo de los jóvenes de unir su tiempo en redes con un reconocimiento social, sino que se trata de un oficio que resulta rentable. Según un reciente estudio de HypeAuditor, se estima que para el 2025 el marketing de influencers alcanzará los US$4.5 billones mostrando un notorio crecimiento frente a los US$2.5 billones registrados en el 2021. Y es que, los influencers no solo se han posicionado como aliados estratégicos para una empresa que desea aumentar su posicionamiento o visibilidad, sino que también se han convertido en un importante apoyo para dar a conocer un determinado producto o servicio.
El rol que desempeñan los influencers respecto a sus audiencias es importante, pues son los encargados de transmitir confianza, compartir experiencias y/o mostrar realidades a través de su propio quehacer o conocimiento. En el Perú, son cada vez más las marcas que apuestan por trabajar con ellos porque de esa manera garantizan el engagement, y a través del aporte de contenidos de valor para la sociedad, una buena reputación.
Más allá del reconocimiento social:
“Ser un influencer es un oficio desafiante que trae grandes beneficios, entre los que destacan, ser un referente y tener el privilegio de influir en el público. Inclusive, existen estudios que apuntan que dos de cada tres consumidores tienen en cuenta las opiniones de los influencers o líderes de opinión antes de realizar una compra o vivir una experiencia”, comenta Marianella Hernández, directora académica de comunicaciones de Toulouse Lautrec.
Además, resalta el compromiso que representa ser un influencer pues también tiene en sus manos la responsabilidad de generar contenido que aporte valor, sume al bienestar de los ciudadanos y del propio país. En este sentido, Hernández menciona que “dentro de las categorías del Lima Web Fest se encuentra la del “Influencer Peruano del año”, que reconoce esta responsabilidad y desde, la mirada social y aporte de valor en redes, la premia en su gala”. También invita a los creadores de contenido digital a participar en este festival, cuyas inscripciones a nivel nacional se realizan a través de la web oficial (Lima Web Fest) y a nivel internacional mediante la plataforma FilmFreeway (://filmfreeway.com/LimaWebFest), ambas abiertas hasta el 4 de agosto.
El año pasado, el ganador de la categoría “Influencer Peruano del año” fue Cristhian Palomino, conocido como el “Chico de las Noticias”, quién informa sobre los hechos más importantes de forma creativa y entretenida. Durante la pandemia, él encontró una forma de expresión para insertarse en las redes con la intención de compartir datos relevantes a la comunidad. “Creo que, al tener una plaza minada de creadores, los influencers deben tener conciencia de la sociedad en la que viven, sus carencias y falencias, no para abordarlas todas sino para entender a sus seguidores y saber cómo hablarles, estimularlos y reeducarlos en el tema que se aborde”, enfatiza Palomino.
El trabajo de los influencers hoy en día trasciende, debido a que su función va más allá de simplemente recomendar o compartir cualquier contenido, involucra tener un propósito responsable para su comunidad de seguidores, que al mismo tiempo aliente, instruya, eduque y entretenga.