[Autor: Sergio Postigo Huanqui]
La señal de radio, Internet, de telefonía móvil o televisión llega hasta nuestros aparatos electrónicos por medio de ondas electromagnéticas que se propagan por el aire. Cuando lanzamos una roca a un lago, se producen anillos alrededor del punto de impacto, los cuales son ondas cuyo “medio” es el agua. De manera similar, las ondas electromagnéticas se propagan a la velocidad de la luz a través de lo que se conoce como espectro radioeléctrico.
En general, producir una señal electromagnética no es difícil, por lo que puede darse el caso en que dos o más señales se transporten por el mismo “carril” del espectro simultáneamente o en términos más técnicos, a la misma frecuencia, lo cual produce una interferencia o congestión en la señal. Para evitar esto, existen ciertas regulaciones impartidas por cada país para la administración de su espectro radioeléctrico. En el Perú, el ente encargado de controlar y distribuir el uso del espectro es el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) por medio del Plan Nacional de Atribución de Frecuencias (en adelante PNAF) que consiste en un documento técnico normativo que regula el uso de bandas de frecuencia (“carriles”) de 9 KHz hasta 300 GHz, para todo tipo de servicios de comunicación que utiliza el espectro radioeléctrico, y que fue aprobado mediante resolución ministerial en 1997. Cabe destacar, que desde su promulgación el PNAF recibe contantes adecuaciones y actualizaciones, de forma que el espectro radioeléctrico responda a los nuevos requerimientos.
Previo a este documento, el manejo del espectro radioeléctrico era dirigido de manera muy cerrada por algunos sectores del Ministerio, lo cual generaba sospechas de corrupción y mal manejo, es decir, el entorno peruano urgía de una normativa seria y formal para la administración de dicho recurso natural. Este documento, si bien solo es efectivo para el Perú, se rige de acuerdo a ciertas recomendaciones de normas establecidas por una entidad a nivel mundial: la Unidad Internacional de Telecomunicaciones. La preservación y buen uso del espectro y por consiguiente, del conjunto de ondas electromagnéticas es tan importante para el país que forma parte del patrimonio de la Nación. A continuación analizaremos el PNAF con más detalle.
Imaginemos que una empresa de radio nueva quiere lanzar su señal al aire. Para lograr esto, debe acudir al Ministerio de Transportes y Comunicaciones presentar una propuesta técnica y económica que se ajuste a las regulaciones del PNAF. Posteriormente ingresa a un concurso público junto a otros aspirantes a obtener un “carril” en el espectro radioeléctrico. Este “carril” consiste en una banda de frecuencia por la cual la señal radial podrá viajar hasta llegar hasta nuestros equipos receptores. Un comité técnico especializado se encarga de analizar las propuestas y opta por la mejor. Si la empresa antes mencionada es la ganadora, tiene derecho a “alquilar” la banda de frecuencia realizando un pago específico al Estado que se denomina Canon Radioeléctrico. Entre las regulaciones más importantes que posee el PNAF está el rango de frecuencias asignado a cada tipo de servicio. Así pues, por ejemplo, la empresa ganadora del concurso, al ofrecer una propuesta radial en FM, entraría en el rango de 30 a 300 MHz, es decir, una señal de clase VHF. A continuación presento una tabla que detalla estos rangos de frecuencia junto a su respectiva descripción.
Como observamos en la tabla anterior, cada tipo de frecuencia tiene un uso típico. Cabe mencionar que esta distribución no es al azar, sino que depende del tipo de información que se quiere enviar, no es lo mismo enviar una señal de localización a enviar una señal de televisión. Bajo este esquema general, en nuestro país, el PNAF ha designado bandas a cada tipo de servicio de comunicación. El siguiente gráfico muestra por ejemplo la distribución de las frecuencias otorgadas a servicios públicos.
De igual manera, existen otros tipos de servicios a los que el PNAF ha designado rangos de frecuencias específicas, como militares o de radioaficionados (la lista completa puede apreciarse en el documento oficial del PNAF que está como hipervínculo en la bibliografía de este artículo).
En general, el desarrollo del PNAF en nuestro país ha sido aceptable en la medida que ha podido dar una estabilidad a las telecomunicaciones. Si bien es revisado de manera periódica por grupos de especialistas (Comité consultivo PNAF), cabe mencionar que presenta aún algunas falencias que no van de acorde al mercado global y que incluso se arrastran desde hace algunos años. Remontémonos hasta los 80, aún no habían llegado los celulares ni la internet, el boom actual de las comunicaciones estaba todavía lejos. El espectro estaba siendo utilizado por ciertas entidades como radiales, aéreas o militares. Realmente no era un recurso tan apreciado y no se exploraba aún su potencial. “Se le otorgaba la licencia de alguna banda libre al primer postor que podía solicitarla y además, que contara con el monto requerido” dice Sara Palomino Carrillo, ingeniera de las telecomunicaciones de la PUCP quien escribió una tesis acerca de las deficiencias del PNAF. Es decir, la concesión de frecuencias se trataba básicamente de una carrera de tiempo y dinero.
Esto ha arrastrado consigo consecuencias inquietantes, como el hecho de que ciertas frecuencias estén siendo desperdiciadas o estén sub utilizadas. Esto sumado al fuerte impulso y evolución de nuevas tecnologías ha ocasionado que muchas partes del PNAF urjan de actualizaciones rápidas. Si bien existen un control y supervisión en el uso del espectro radioeléctrico establecido en el PNAF, muchas veces los montos asignados por el Estado son escasos. Esto ocasiona por ejemplo, que muchas de las herramientas a utilizar sean muy antiguas para la demanda tecnológica que exige hoy en día el mercado de las telecomunicaciones. El centralismo peruano es también otro inconveniente en relación a este tema, sino veamos cuanto se demorará en extender la tecnología 4g LTE por el país (actualmente se encuentra solo en algunos distritos de Lima Metropolitana). Pero, ¿Cómo nos afecta todo esto a nosotros? Básicamente en la deficiencia del servicio que muchas veces se ofrece, así pues, problemas tales como velocidades de descarga limitadas e interferencia son muy comunes en el país. No obstante, existen profesionales capacitados en el Perú para lidiar con estas complicaciones, el Canon Radioeléctrico establecido por el PNAF debería ser destinado en mayor medida a captarlos y a mejorar el sistema. Hay muchos puntos aún que deben ser manejados.
Se calcula que en promedio, las personas utilizamos nuestros celulares 58 minutos al día (Fuente: Experian Marketing Services 2013), hablando, navegando en internet, en las redes sociales, “texteando” y jugando. Además utilizamos computadoras, laptops o tablets, casi todas con acceso a internet. Sin la organización que ofrece el PNAF esto no sería posible para los peruanos. Es importante tener conocimiento de su existencia y funcionamiento, ya que, como mencionamos, regulariza un patrimonio nacional, invisible pero imprescindible.
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