Marvio Portela, VP Comercial, SAS Latinoamérica.
Como parte del debate sobre la innovación y las nuevas formas de hacer las cosas, uno de los desarrollos que más me entusiasman al entrar en una nueva década es el cambio de los sistemas de trabajo tradicionales hacia una mentalidad basada en la amabilidad.
En el mundo de la tecnología, escuchamos mucho la palabra «ecosistema», que describe una configuración que abarca valores compartidos e interdependencia. Esta forma de trabajo está destinada a reemplazar el «egosistema»: la insistencia en el statu quo, la necesidad de auto-engrandecimiento y el tener razón todo el tiempo.
A medida que entramos en una nueva década, en la que la colaboración será el tónico de cada negocio exitoso, esta forma establecida de trabajo dará paso a una cultura en la que los equipos ganadores serán aquellos donde las personas sean amables entre sí.
Si bien nuestros egos pueden estar informados por la necesidad de tener razón e imponer nuestros pensamientos y creencias, para que seamos respetados y acreditados por nuestros logros, tendremos que aceptar que podemos (y estaremos) equivocados, pero sin ningún sentido de fracaso o vergüenza. Esa aceptación, esa vulnerabilidad, es un elemento central del ser amable.
En 2020, celebrar y permitir los logros de otras personas y salir del centro de atención, tan a menudo como sea necesario, tendrá que ser mucho más generalizado si queremos liberar el potencial real de los equipos. Como líderes, también tendremos que asociar las ocasiones en que resultamos incorrectos en nuestro viaje de aprendizaje continuo.
Para funcionar bien, necesitamos estar menos obsesionados con nuestras propias certeza.
Quedé inmensamente satisfecho con los resultados de mi búsqueda de sinónimos de la palabra amable pues existen tantas definiciones y, todas relacionadas con cosas positivas, tales como cálidas, generosas, consideradas, serviciales, desinteresadas, bien intencionadas, pacientes, agradables, decentes.
En mi investigación, también encontré el origen real de la palabra. Proviene del inglés antiguo, donde el sentido original es «naturaleza, el orden natural», también «carácter innato». Entonces, estamos hablando de una característica básica de todos nosotros, algo que todos podemos aprovechar.
Teniendo en cuenta que todos podemos ser amables, los beneficios de la amabilidad en el bienestar, la satisfacción con la vida e incluso el tiempo que vivimos están a nuestro alcance. Y debido a que las personas agradables crean una mejor vida para sí mismas, son capaces de hacer que otras personas se sientan bien. En este punto, te invito a cerrar brevemente tus ojos y pensar en las personas que conoces que hacen el bien en la vida. Es muy probable que en su mayoría sean personas con las que disfrutan estar y trabajar.
Ser amable es un rasgo humano básico.
Tras el cierre del 2019, estoy realmente agradecido con todas y cada una de las personas con las que he interactuado durante los pasados 12 meses. Tengo la suerte de que la mayoría de ellos, particularmente en mi equipo, son personas que demuestran una y otra vez el verdadero valor de ser amables, ya sea en los negocios o en un sentido personal.
En este 2020, estoy decidido a seguir las sabias palabras de Kazuki Yamada, quien dijo que nuestro objetivo en la vida debería ser «ser primero amable y luego correcto». No solo es lo más natural y correcto hacerlo como líder, sino también como ser humano.