Por: Elayne Martins, Directora de Ventas Corporativas, CommScope
No es un secreto lo que los administradores de redes (y los usuarios) esperan tener en un futuro próximo: una conectividad confiable, baja latencia y un mayor ancho de banda para soportar el volumen de datos que estarán recibiendo los centros de datos y que cada vez aumentará más. Sin embargo, cumplir con estas expectativas no es una labor sencilla. Por un lado, los proveedores de servicios necesitan actualizar sus redes para lograr adaptarse al crecimiento de la demanda y al rápido avance tecnológico que estaremos observando. Por otro lado, será necesario evaluar el impacto que la pandemia ha tenido en la industria para saber cómo será la recuperación económica en el 2021.
El poder de la adaptación
Durante el último año se ha desarrollado una fuerte necesidad por la adaptación rápida. Luego de la adopción masiva del trabajo remoto que la pandemia ocasionó, los proveedores de redes deberán contar con soluciones preparadas para ofrecer una conectividad continua en cualquier entorno, ya sea el hogar o la oficina. Para ello, se apoyarán en el efecto multiplicador del 5G y en el aumento de la capacidad de conexión para mejorar el rendimiento de la red en el centro de datos.
Además, para enfrentar el tráfico web que está aumentando de manera exponencial, será necesario contar con más fibra óptica, que en la actualidad es de hasta 6,912 fibras por cable. Ya que, mientras la demanda por ancho de banda aumenta y la latencia se vuelva más crítica para el usuario final, las capacidades de la red tendrán que aumentar.
El 400G y más allá
Otro punto importante que considerar es el inminente salto al 400G, una etapa en el camino evolutivo del centro de datos. Hoy en día, ya existen grupos de trabajo desarrollando soluciones que contemplan conexiones de 800G utilizando ocho transceptores de 100G.
Por ejemplo, el grupo MSA 800G (que incluye a empresas líderes como CommScope), está trabajando con otros miembros del IEEE para encontrar soluciones que admitan conexiones de servidores de longitud de onda 100G utilizando fibra multimodo. Se espera que estos avances lleguen al mercado durante este año, y que en 2024 las velocidades de transmisión puedan alcanzar hasta 1.6T.
Transceptores ópticos y cableado
Los servicios del centro de datos también estarán evolucionando, y la velocidad de los servidores y del almacenamiento debe aumentar al mismo ritmo. Por eso, a la hora de elegir los módulos ópticos que mejor se adaptan a las necesidades de la red, es importante definir con precisión cuáles serán los servicios necesarios para soportar las aplicaciones existentes y las necesidades futuras de la red.
El proceso hacia una mayor velocidad en el centro de datos es gradual y, en general, los cambios deben producirse de forma periódica, teniendo en cuenta el costo y el tiempo necesario para los despliegues, basados en una evaluación realista de las demandas. Por esta razón, se recomienda un enfoque holístico, en el que los conmutadores ópticos y el cableado de fibra trabajen de manera conjunta como una única vía de transmisión.
Mirando hacia el futuro
La presión sobre los centros de datos no dejará de aumentar y el reto es encontrar el equilibrio entre servidores, switches y conectividad para lograr una mayor velocidad y eficiencia con un menor costo. Uno de los puntos críticos que se deben considerar es la capa física de la red, que pasará de 200G y 400G a 800G e incluso más allá en un futuro próximo, y es necesario evolucionar el centro de datos pensando en su futura adaptación ante estas nuevas tecnologías y sus requerimientos.
Sin duda alguna, la pandemia llegó a acelerar la demanda de conectividad, y esta tendencia seguramente continuará, acompañada por el despliegue de tecnologías como el 5G, la Inteligencia Artificial, el Internet de las Cosas y el Cloud Computing, que impactarán en la trayectoria de expansión de los centros de datos.
Para mantener el ritmo y estar a la vanguardia, los operadores necesitarán de un socio tecnológico que pueda ofrecer soluciones beneficiosas a mediano y largo plazo, y que se anticipe a las necesidades y tendencias futuras con la agilidad necesaria para adaptarse a los nuevos escenarios tecnológicos.