.- El mousepad es un integrante fundamental en el armado de cualquier escritorio, ya sea una estación de batalla para jugar o el sitio escogido para el estudio y el trabajo. Hoy brilla con luces propias, debido a la incorporación de RGB a sus bordes, y también gracias a su tamaño, que promete abarcar las más amplias superficies, entregando libertad al usuario.
Pero para lograr esta posición tan destacada bien vale repasar su historia y lo que debió superar para alcanzar un protagonismo que le fue esquivo. Por años fue solo una “alfombrilla de apoyo” y más todavía con la llegada de los mouses ópticos. Por si fuera poco, el RGB primero entró fuerte a teclados, mouses y otros periféricos, lo que opacó todavía más su presencia, que parecía estar condenada a roles secundarios en cualquier escritorio. De pronto, todo eso cambió.
La historia
Para entender por qué los mousepads siguen siendo importantes, necesitamos saber por qué se crearon. Cuando los mouses entraron en producción en masa por primera vez en los años 80, utilizaron un método bastante ingenioso para convertir el movimiento físico en datos: rollerballs o bolas rodantes. Estas bolas transferirían su dirección a dos rodillos dentro del mouse que se traducían en movimiento a lo largo de los ejes X e Y en la pantalla. El problema de este método era el mismo que tiene cualquier otra maquinaria: el desgaste.
Al hacer rodar un mouse sobre cualquier superficie, la bola de goma recogería pedazos de suciedad, cabello y otros desechos y los arrastraría dentro del aparato. Además, algunas superficies de los escritorios no ofrecían el nivel adecuado de fricción para hacer rodar la pelota de manera constante y suave. Otras superficies eran irregulares, por lo que, aunque estuvieras moviendo físicamente el mouse, la pelota no rodaba. Los primeros mousepads llegaron a solucionar eso, facilitando una superficie limpia y de fricción uniforme para rodar.
Esta feliz unión se hizo añicos cuando aparecieron los primeros mouses ópticos y no les importaba con qué tipo de escritorio se frotaba, dando paso a los años más oscuros de la “alfombrilla innecesaria”.
¿Por qué siguen siendo importantes?
Sin la pelota, la parte inferior del mouse y los patines, se vieron expuestos a una mayor carga de fricción. Sin un mousepad que proteja o logre amortiguar esos golpes, tanto nuestros mouses como las superficies brillantes de nuestros escritorios ahora se estaban rayando. La gente recordó que las alfombrillas protegen la superficie en la que se colocan, así como la parte inferior del mouse, y se dieron cuenta de que un buen mousepad podría prolongar la vida útil de los mouses para gaming, además de proporcionar mucha más comodidad.
Toda esa fricción adicional también puede ser incómoda para la muñeca. Algunos mousepads tienen esa consistencia ligeramente elástica para brindar algo de apoyo cuando se realizan tareas intensivas con el mouse, y algunas incluso son extremadamente grandes para brindar el mismo apoyo cómodo a la muñeca de su teclado y permitirle barrer en grandes arcos.
Con los años, comenzó la diversificación. Hoy existen incluso mousepads duros, como los HyperX FURY Ultra, que ofrecen una función más importante: consistencia para el deslizamiento del mouse (que es mucho más rápido en una alfombrilla dura que en una suave, lo que agrega aún más opciones de preferencia personal a la configuración del PC para juegos).
Mousepad para videojuegos HyperX FURY Ultra
La micro textura y el material de la alfombrilla ayudan a los sensores ópticos a detectar qué tan rápido se mueven por la superficie. Esto afecta la velocidad y la sensibilidad de tu puntería, por lo que es importante que mantengas una configuración constante cuando intentes mejorar tu puntería. Las mousepad duras pueden ser una gran ayuda para practicar instantáneas u otro entrenamiento de puntería basado en la memoria muscular.
Es importante no dejar que los humildes mousepad se conviertan en un recuerdo lejano, porque son tan vitales hoy como lo eran cuando se inventaron. Pero no del todo por las mismas razones.