Por: Daniel Scarafia, director regional de Hitachi Vantara Latinoamérica.
Hace unos días fui invitado desde el colegio de mi hijo Marco para dar una charla muy especial, acerca de cómo he desarrollado mi carrera profesional en el mundo de las Tecnologías de la Información, sobre cómo ha evolucionado y cuáles son los desafíos de esta apasionante industria en la que vivimos día a día, así como la asombrosa era de cambios y transformaciones en la que el mundo de hoy se encuentra inmerso hacia la digitalización.
Aparte del entusiasmo que me generó el poder contar mi experiencia y visión, frente a escolares que son los pares en el desarrollo educativo de mi hijo, quiero comentar que este colegio se destaca particularmente por tener un currículo o proyecto educativo que incorpora a la programación computacional como rama o disciplina desde la primaria, con una visión de desarrollo de habilidades digitales entre los alumnos, pensando en sus futuros a mediano y largo plazo.
Esa charla fue sin duda una experiencia que disfruté y me enriqueció muchísimo, al tener la oportunidad de hablarle a las nuevas generaciones, buscando aportar desde mi visión y experiencia, herramientas de desarrollo y pensamiento que puedan ayudar en la orientación de los alumnos de una institución educativa que apuesta fuerte por la formación en tecnologías, desde los inicios.
Soy un convencido de que transmitir esta visión hacia las nuevas generaciones es fundamental en la construcción y desarrollo a futuro de nuestros países en América Latina. Porque forjar e incentivar en los niños modelos de pensamiento hacia las TI y la Programación, es la piedra fundacional para el progreso y construcción de las bases de una industria digital que permita a nuestro continente producir para solucionar nuestras propias necesidades, así como exportar productos y servicios; todos con un alto valor agregado que permita generar riqueza de manera transversal y democrática, con más oportunidades de progreso para las personas.
La programación es el lenguaje del futuro. Podrían pensar que solo realizo esta afirmación dada mi cercanía con la industria, pero no es lo único. De hecho, desde 2016, el gobierno de los Estados Unidos se comprometió a contribuir en la capacitación de 35 mil profesores para aumentar el interés por la programación computacional en las escuelas.
¿Cuál es la motivación para que niños de todas las edades deban aprender a programar? Primero, estamos inmersos en un ecosistema que convive con dispositivos y datos digitales las 24 horas. Esto implica que cada vez se está requiriendo más capital humano con formación en tecnología y programación.
Pero la motivación por enseñar programación desde las escuelas no solo apunta a un horizonte de largo plazo.
En lo inmediato, aprender a programar contribuye a la adquisición de importantes capacidades y habilidades, como resolución de problemas, desarrollo de capacidades lógicas y espaciales, incrementos en la atención y concentración, mayores niveles de abstracción, así como también mejoras en las habilidades en cálculo numérico, creatividad y aptitudes verbales.
Por esto, es fundamental que se reconozca, como una política educativa, la necesidad de aprender y enseñar programación a lo largo de toda la educación formal. Es una gran oportunidad para apuntar al desarrollo presente y futuro de la región, así como un motor de generación de riqueza a partir de sumar valor agregado a nuestras exportaciones, en un área en donde tenemos escasez de capital humano bien formado.
Desde nuestro rol en la industria, debemos exponer que la modernización de los modelos tradicionales de educación es un imperativo que no puede esperar. Para desarrollarse profesionalmente en la Era Digital, la programación no solo debe limitarse a los programadores, sino que debe ser un lenguaje común para todos, esto porque, quien no la entienda o domine, lamentablemente no conseguirá subirse y adaptarse a la ola de transformaciones y cambios hacia la digitalización, que hoy ya estamos viviendo.