En años recientes —las baterías de iones de litio, frente a las baterías de plomo ácido, los generadores diésel y otras tecnologías implementadas tradicionalmente— han logrado convertirse en una de las principales tecnologías de almacenamiento de energía en la industria de centros de datos mundial a medida que los operadores buscan soluciones para reducir su huella de carbono y consumo energético.
De acuerdo con Statista, el volumen de datos generados superará los 180 zettabytes en 2025, lo cual se traduce en un crecimiento anual promedio de casi un 40 % a lo largo de cinco años. Al respecto, Gustavo Hilsenrad, Enterprise manager SSA en Vertiv, revela que, este gran aumento en el tráfico de datos ha hecho que las baterías de iones de litio se conviertan en una fuente alternativa viable de energía almacenada para los centros de datos, debido a su mejor rendimiento, mayor flexibilidad de uso y menor costo total de propiedad.
“Una evaluación de Vertiv determinó que las baterías de iones de litio ofrecen una mayor confiabilidad y disponibilidad, pesan un 60 % menos y tienen una mayor densidad de energía y potencia”, precisó el ejecutivo.
De acuerdo con los datos del Servicio Geológico de Estados Unidos, los recursos del litio han aumentado considerablemente alrededor del mundo y suman unos 86 millones de toneladas, de las cuales 52,9 millones se ubican en Bolivia, Argentina, Chile, México y Perú (más del 61 % de las reservas mundiales de litio).
La importancia que el litio está ganando en los centros de datos y el esquema para la transición energética de todas las industrias en general representa una oportunidad clave para la industria minera en Latinoamérica. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), las exportaciones de minerales ya representan más del 50 % de las exportaciones en países como Chile y Perú.
Este reciente interés a nivel mundial ha hecho que los precios del litio se hayan disparado más de 11 veces durante los últimos 2 años, de $6000 por tonelada en marzo de 2020 a un máximo de $70.000 en 2022.
Para la industria minera regional, este escenario sin duda representa una ventaja comercial, especialmente si la cadena de valor se fortalece, para lo cual se debe invertir en Investigación y Desarrollo (I&D), con el objetivo de identificar las oportunidades de inversión en este campo.
De acuerdo con el BID, los proveedores mineros podrían capturar segmentos más grandes de la cadena de valor al aportar conocimientos científicos y tecnológicos a sus operaciones por medio de la biotecnología, materiales nuevos, tecnologías de información y comunicación, y la automatización.
Al mismo tiempo, esta innovación representa nuevas oportunidades para la industria de centros de datos, al ser una con la capacidad de ofrecer el almacenamiento, el procesamiento y el control de los datos generados a través de estas tecnologías.
“Aquí vemos un esfuerzo combinado entre ambas industrias, donde cada una potencia a la otra en este momento. Por un lado, el lito es un activo esencial para el desarrollo de los centros de datos y el almacenamiento de energía del centro de datos y, por lo tanto, su extracción será clave dentro de poco tiempo; por otro lado, el crecimiento de la industria minera previsto para nuestra región hace que cada vez sea más necesario digitalizarla y automatizarla para aumentar aún más su eficiencia”, puntualizó.